El Gimnasio Campestre Ocarrillo inició su trayectoria en el año 2017 como una granja escolar, brindando experiencias pedagógicas a instituciones educativas de Villavicencio y del departamento del Meta. A través del contacto directo con la naturaleza y los animales, se buscaba fortalecer en los estudiantes el aprendizaje significativo, el respeto por el entorno y la conexión con el medio rural.
Motivados por la vocación docente de la licenciada Alex Sandra Salazar y el compromiso familiar con la educación, en el año 2019 se tomó la decisión de transformar este espacio en una institución educativa formal. Tras un proceso riguroso de adaptación y legalización, se obtuvo el reconocimiento oficial como colegio de primera infancia, iniciando actividades académicas con una población de seis estudiantes.
En el año 2020, la institución había alcanzado una matrícula superior a los 35 niños y niñas. No obstante, la emergencia sanitaria derivada de la pandemia por COVID-19 obligó a una suspensión temporal de actividades presenciales. A pesar de ello, el equipo directivo mantuvo firme su propósito de continuar construyendo un proyecto educativo centrado en el bienestar integral del niño y en la innovación pedagógica.
Durante el mismo año se retomaron las labores académicas, y en 2022 se logró la aprobación de todos los grados correspondientes a la básica primaria, consolidando así una propuesta educativa con enfoque campestre, vivencial y significativo.
Actualmente, el Gimnasio Campestre Ocarrillo cuenta con amplios espacios al aire libre, zonas deportivas, ecosistemas naturales y una granja escolar activa que complementa los procesos formativos. Todo esto permite ofrecer a los estudiantes una educación integral, centrada en el desarrollo de sus potencialidades, el aprendizaje experiencial, y el fortalecimiento de valores humanos y sociales.